La palabra “política” tiene diferentes significados, dependiendo de las circunstancias. Más comúnmente, en una democracia representativa, este término se refiere a la actividad política de las elecciones y la legislación. Asimismo, esta palabra ha adquirido el significado de ser manipulador o deshonesto, tanto en el ámbito gubernamental como en las relaciones personales. Y aunque algunas personas dicen que “todo es político”, esto no nos dice mucho.

Cuando los revolucionarios hablan de la lucha por el poder político, ellos quieren decir la lucha de una clase contra otra por el control de la vida económica y social de un país. Desde que los seres humanos se organizaron en comunidades para la producción agrícola, la sociedad humana ha estado dividida en diferentes clases y una minoría ha mantenido el control de la tierra, los recursos y los medios de producción, y ha ejercido su control en el resto de la sociedad. El capitalismo de hoy es la culminación de todo ese proceso.
La lucha contra la clase dominante tiene muchas etapas y no se transforma en una lucha política hasta que la clase obrera se comprenda a sí misma como clase y que sus intereses están separados de la clase dominante. Esta conciencia de clase no se adquiere automática y espontáneamente a través de la propia lucha, sino que proviene de la actividad de los revolucionarios. El proceso en este momento y en este país está en su etapa inicial. Para desarrollar una estrategia que pueda llevar a la clase a una etapa en la que pueda librar una exitosa lucha por el poder político, los revolucionarios deben comprender el proceso del cambio social y político, al igual que la historia de los Estados Unidos.

Las clases son grupos con intereses económicos en común que pueden actuar políticamente para lograr cambios beneficiosos para sus intereses. Durante los períodos de estabilidad, cuando el sistema jurídico y político –los gobiernos y el Estado– apoya y se aviene al progreso económico, la política legislativa y electoral permite cambios y la adaptación en el sistema. Por lo general, éstos se producen acompañados por una agitación social y política, pero sin amenazar el propio sistema.

La historia de los Estados Unidos está repleta de ejemplos: la presidencia de Andrew Jackson (1829-1837) y el establecimiento del Partido Demócrata, el “desmantelamiento de los monopolios” del presidente Teodoro Roosevelt (1901-1909), el sufragio femenino y la decimonovena enmienda (1920), el Nuevo Trato de los años 30, la aprobación de la Ley de Wagner en 1935 y la legalización de los sindicatos, las victorias del Movimiento de los Derechos Civiles en los años 60, y la “revolución Reagan” en los años 70. Estos cambios estuvieron de conformidad con la necesidad del capitalismo de adaptarse y de ampliarse.

Momentos históricos muy decisivos

En ciertas coyunturas históricas, ocurren diversos cambios fundamentales en la economía. Se destruyen las viejas clases, se forman nuevas y el viejo orden ya no puede adaptarse a las nuevas realidades. Estas transformaciones suceden a lo largo de la historia, tales como la transición de la agricultura a la producción agrícola, con sus expresiones políticas en la Revolución Gloriosa de 1688 y el establecimiento del Parlamento en Inglaterra, la Revolución Francesa y la Americana a finales del Siglo XVIII y la Guerra Civil de los Estados Unidos en la década de 1860. Actualmente, estamos en un período de transición y de transformación, para pasar de la producción industrial a la que es electrónica.

En tales períodos, es necesario contar con una forma de organizar a la sociedad, un nuevo sistema de relaciones de poder. El viejo sistema es incapaz de ajustarse a los cambios que produce el progreso económico. El nuevo todavía debe construirse. A medida que se materializa el conflicto en el sistema jurídico y político y en la sociedad, estas coyunturas históricas son períodos caracterizados por una profunda inestabilidad. Toda la sociedad se sumerge en la lucha política, la lucha sobre cuál será la clase que mantendrá el poder y organizará a la sociedad en torno a sus intereses.

La lucha política para determinar cuál será la clase que tomará el poder para organizar a la sociedad sólo es posible en estos tiempos de transición. La lucha se desarrolla en base a la forma de resolver los problemas prácticos concretos de la sociedad. La tributación y la representación fueron el aspecto central en el período de la Revolución Americana. La esclavitud y todas sus consecuencias económicas y sociales desgarraron a la sociedad estadounidense durante el período de la Guerra Civil. Actualmente, las cosas básicas para la sobrevivencia – puestos de empleo, alimentos, albergue, atención a la salud y educación– se están debatiendo a lo largo de todo el país y sumiendo al pueblo en la lucha.

La etapa inicial de la lucha

La crisis económica que se está profundizando está obligando a la clase gobernante a exigir a que el gobierno nacionalice ciertos aspectos de la economía, a fin de proteger sus ganancias y el propio sistema de propiedad privada. Los diferentes intereses económicos de las diversas clases y estratos son cada vez más claros, a medida que los que mantienen el poder actúan de forma tal que protegen sus intereses a costa de los demás.

Debido a que el capitalismo no va a satisfacer las necesidades de una clase obrera que ya no necesita, la nacionalización en interés de esta clase a través de la satisfacción de las necesidades humanas básicas por parte del gobierno –tales como puestos de empleos, escuelas, viviendas y atención a la salud– se está transformando en un asunto de sobrevivencia para sectores cada vez más grandes dentro de la sociedad. Es en este campo de batalla que la clase se formará políticamente –con conciencia y con la capacidad de luchar por los intereses de su propia clase.

Decenas de miles de personas ya han empezado a comprender que el propio sistema capitalista es el problema. Mientras que la objetividad de hacia dónde se dirige la historia prepara el terreno, la mayoría de las personas todavía no comprende la forma en que ya se están trazando las líneas de batalla, o no ven que sus intereses son los de la clase.

La clase gobernante intenta poner a un segmento de la clase obrera en contra de otro, al fomentar la vana esperanza de que una gran cantidad de los desposeídos podría mejorar a medida que los capitalistas continúan con su saqueo. La realidad de los salarios que se reducen, el creciente desempleo, las crisis fiscales estatales y locales, y el fin de los trabajos estables frustran cualquier estrategia para intentar ganar concesiones y cierto grado de justicia, o bien, un poco menos de sufrimiento debido a un sistema que se derrumba.

La lucha por lo que necesitan para sobrevivir obligará cada vez más a los obreros a hacer frente a la pregunta sobre quién detenta el poder político. Ellos no pueden reconocer, actuar o desarrollar estrategias y tácticas sin la conciencia de sus propios intereses de clase y la necesidad de una solución política para los problemas que enfrentan. Una estrategia y un enfoque que politicen y eduquen desde el interior de este despertar generalizado para desarrollar la conciencia de clase ya no es un asunto teórico, sino que representa una necesidad práctica.

 

Marzo.2010.Vol20.Ed2
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La lucha política requiere de la comprensión
de la clase y la estrategia a seguir