Se ha dicho que lo que más produce la burguesía son sus propios sepultadores. Ello significa que la burguesía, en su intento permanente por maximizar sus ganancias, se ve obligada constantemente a revolucionar las fuerzas productivas y, junto con éstas, a todas las relaciones de la sociedad. Todo este proceso crea una nueva clase cuya propia supervivencia depende del derrocamiento del viejo orden y la creación de una nueva sociedad en la que se satisfagan los intereses de la inmensa mayoría.

Este proceso ya está en marcha. La revolución económica, que surge a raíz de las avanzadas tecnologías electrónicas, está haciendo pedazos la conexión histórica entre los obreros y los capitalistas. A medida que este proceso se abre paso en la sociedad, no de una sola vez sino que por etapas, segmentos aún más amplios de obreros se lanzan a las filas de una nueva clase. No se trata simplemente del crecimiento de la pobreza, el cual actualmente es muy considerable. Se trata de que esta destrucción ya ha empezado a calar en la amplia clase “media” de la sociedad estadounidense —ese sector que hasta ahora ha sido el fiel guardián y la base estable del sistema capitalista. Para los revolucionarios, la senda hacia la destitución de estos millones de personas revista una importancia estratégica. El proceso establece la etapa de la polarización política, la separación entre el razonamiento de la gente y sus reglas, y la oportunidad para lograr un movimiento revolucionario consciente.

La región del “Cinturón del Óxido”, que es una de las zonas industriales más importantes de los Estados Unidos, presenta la concentración más grande de obreros desposeídos en el país. Históricamente, ellos han sido los pilares de la fortaleza capitalista pero, actualmente, a estos obreros —a quienes los capitalistas cuidaron en algún momento— están siendo abandonados por una clase a la que le dieron toda su lealtad. Debido a que alguna vez tuvieron trabajos, fueron dueños de propiedades, son educados y saben cómo organizarse, ellos tienen la capacidad de luchar. Sus acciones determinarán el rumbo político de la sociedad. Los revolucionarios deben influir en su conciencia para velar por que el proceso revele los intereses de la humanidad.

Este artículo examina las consideraciones estratégicas que permiten que este estrato de obreros sea fundamental para la revolución y lo que ello significa para los revolucionarios.

Evolución del Cinturón del Óxido

Al comprender el papel económico e histórico tan relevante que ha desempeñado esta región, se puede explicar por qué la misma continúa teniendo una gran importancia estratégica para el futuro.

El Cinturón del Óxido es la región económica que se concentra primordialmente en los estados del medio oeste del país: Illinois, Indiana, Michigan, Ohio, Pensilvania, la parte occidental de Nueva York y Minnesota. La región evolucionó de esta forma debido a una serie de factores históricos y objetivos. Desde los inicios de este país, el territorio de los Estados Unidos se dividió en regiones. El noreste se convirtió en el centro comercial o económico puesto que, originalmente, enviaba productos básicos terminados a Inglaterra. Por su parte, el sur se convirtió en el centro de desarrollo de la agricultura de exportación. El sur de Minnesota, Dakota del Norte, Nebraska, Kansas y Iowa fueron zonas agrícolas que producían maíz y trigo. La parte occidental (el oeste) se desarrolló de una forma un tanto independiente debido a su ubicación geográfica con relación al resto del país.

Las grandes industrias se concentraron en la región que abarcaba la parte occidental de Nueva York, a lo largo de la región de los Grandes Lagos y las vías fluviales que permitían que se llevara a cabo el envío de productos dentro de los Estados Unidos. Todo lo que necesitaba la industria se encontraba en este “cinturón” —la energía hidráulica de las Cataratas del Niágara, las rápidas corrientes de los ríos navegables y propicios para la transportación, y los recursos naturales. Por ejemplo, en el noreste de Minnesota estaban los Montes Mesabi, que suministraban minerales de hierro. Asimismo, el Río Ohio ofrecía acceso a los yacimientos de carbón en los estados de Kentucky, Virginia Occidental y Virginia.

La industria automotriz era la base del desarrollo de esta región. Fue ésta la que desarrolló la economía estadounidense. Los automóviles eran vitales para el desarrollo de la industria petrolera y la automotriz estaba entre los principales consumidores de acero y de otros productos industriales. Asimismo, los automóviles necesitaban la construcción de calles y autopistas. La gente se trasladó de las ciudades a los suburbios, y surgieron supermercados y centros comerciales por todas partes. Así se fueron transformando las características de los Estados Unidos.

En la década de los 50, uno de cada seis obreros estaba empleado directa o indirectamente en la industria automotriz. En Detroit, que era el epicentro de ésta, inmensos complejos industriales, como Ford River Rouge, empleaban hasta 100,000 obreros. Toledo y Flint, al igual que diversos poblados pequeños en el medio oeste dependían de esta industria, la cual, al igual que las de acero y caucho, se convirtió en el eje central de la nueva sociedad de consumo y la economía de mercado. Esta región y los miles de millones en ganancias que generó fueron vitales para la consolidación y la expansión del sistema capitalista. Por esta razón, los capitalistas tenían el control de los obreros de esta región.

Cómo se rigió esta región

Con cada paso que tomaron los capitalistas para obtener ganancias a nivel nacional e internacional, desde la década de los años 30 hasta el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, los mismos iban exigiendo el rotundo control de los trabajadores de esta región. Sobre todo, los capitalistas necesitaban una fuerza laboral estable. Los obreros, especialmente los que trabajaban en la industria automotriz, tenían la capacidad de interrumpir la producción y estaban en una posición que les permitía dirigir al resto de la fuerza laboral del país. Tenían fuertes sucursales sindicales (denominadas “locales”), periódicos, acceso al Congreso y eran políticamente influyentes. Ningún otro sector podía dominar lo que el resto de los trabajadores si logró. Esta fase ascendente de los obreros de este período surgió dentro de este contexto.

Las luchas eran tan importantes para los revolucionarios como para los capitalistas. Los revolucionarios se unieron al frente de lucha para liberar a los obreros de su interdependencia con los capitalistas. El pensamiento independiente sienta las bases para una actividad política independiente, lo cual es el preludio de la revolución. Sin embargo, se llegó a un acuerdo para aglutinar al movimiento en torno al Partido Demócrata, la Coalición Roosevelt y el denominado Nuevo Trato. La economía en expansión brindó la base material para que los capitalistas ofrecieran beneficios concretos y, al hacerlo, subordinar cualquier esfuerzo para lograr la independencia política.

Nuevas consideraciones estratégicas

Las cosas han cambiado. La automatización está reemplazando a los asalariados, creando así una pobreza incalculable. Esto está sucediendo a un nivel masivo en el Cinturón del Óxido. Los estados que una vez fueron el centro de las manufacturas — tales como Ohio, Michigan e Indiana, por ejemplo — ahora presentan las tasas más bajas de crecimiento del Producto Interno Bruto. El hundimiento inminente de la industria automotriz apunta hacia un mayor desempleo permanente. Y casi uno de cada tres habitantes de Ohio vive en un hogar sin un ingreso suficiente para cubrir los gastos de vivienda, alimentos y servicios de salud. En Cleveland, donde en algún momento hubo la mayor cantidad de sedes empresariales de Fortune 1000 (una lista de las 1000 compañías más grandes del país), ya para el 2007, casi el 30 por ciento de su población vivía en condiciones de pobreza. Asimismo, casi el 32 por ciento de los residentes de “Steel City” (Ciudad de Acero) en Gary, Indiana viven por debajo de la línea de pobreza. Actualmente, en Benton Harbor, que en algún momento fue un pueblo industrial, un tercio de sus residentes ganan menos de $10,000 al año. Lo mismo sucede en Detroit — la ex capital automotriz a nivel mundial — donde actualmente un tercio de su población vive por debajo de la línea de pobreza. El área de Detroit tiene la tasa más alta de ejecuciones hipotecarias de las zonas metropolitanas más grandes de la nación. Las personas que ahora se suman a la fila de indigentes están trastornando las agencias de servicio social, las cuales ya están saturadas.

En Flint, donde la General Motors estableció su primera sede central, hay millas de fábricas automotrices vacías que circundan la ciudad. Allí, el índice de pobreza es de casi el 35 por ciento.

En cualquier guerra, lo que reviste suma importancia es atacar la estrategia del enemigo. En los Estados Unidos, la histórica fortaleza de la burguesía yace en su relación con el sector que se ha dejado sobornar y, a través de éste, con la clase obrera en su conjunto. Pero hoy este estrato es un punto débil dentro del frente capitalista y se está fragmentando. Una estrategia representa la determinación del golpe principal. La estrategia de los revolucionarios es siempre romper la conexión ideológica entre los obreros y los capitalistas. No podemos seguir adelante hasta que las masas se organicen políticamente, de acuerdo con sus intereses de clase.

El Cinturón del Óxido es fundamental

En este sentido, el Cinturón del Óxido continúa siendo fundamental en términos estratégicos. Actualmente, esta región abarca la concentración más grande de masas desposeídas que en cualquier otra parte de país. Anteriormente, no podía romperse la conexión ideológica entre estos obreros y los capitalistas, ya que no existía una base objetiva para lograrlo. El capitalista y el obrero formaban una unidad dentro del sistema capitalista, capaz de impulsar el proceso hacia adelante, pero no de destruirlo.

Actualmente, la tecnología que reemplaza a la mano de obra representa un antagonismo para el sistema capitalista, destruye la unidad que existía en el período anterior y deja al descubierto el flanco más débil de la burguesía. Si los revolucionarios asestan donde la burguesía es débil, lograrán desorganizar a todo el frente capitalista.

Los obreros están iniciando una batalla contra el Estado. Los revolucionarios deben asestar su golpe subjetivo en el punto de conexión entre los capitalistas y los obreros. Este estrato desempeñará un papel fundamental en la politización y la organización de la nueva clase.

Esto será todo un proceso, pero las condiciones ya están siendo las más propicias. Por ejemplo, el condado de Macomb, en Michigan, era uno de los más ricos del país. Con una composición racial de un 91.4 por ciento de blancos y un 2.6 por ciento de negros, estos obreros expresaban muy clara y francamente su oposición a los programas de vivienda pública y de traslado estudiantil a otras zonas para lograr la integración racial (“busing” en inglés). En el 2004, el 84 por ciento de Macomb votó por George Bush. Sin embargo, para las elecciones del 2008, estos obreros votaron de forma abrumadora por el candidato afroamericano. Parte de esta respuesta surgió debido a una masiva campaña educativa de los sindicatos, lo cual demuestra lo que puede lograr la educación. Pero el otro factor que generó esta respuesta es que, a pesar de que todavía existe riqueza en el condado, la pobreza continúa creciendo, nadie presenta soluciones y las mentes comienzan a tener una actitud más abierta.

A medida que se desarrolla el movimiento social, los revolucionarios deben ser más políticos y determinantes en el rumbo de la marcha, dentro del cual las batallas son inevitables. Tal como lo aseveró Sun Tzu, "el que ocupa primero el campo de batalla y espera al enemigo llegará descansado a la lucha”.

La lucha por la nacionalización ilustra este punto. La nacionalización es una batalla incipiente y los obreros del Cinturón del Óxido están en posición de dirigirla. Los análisis muestran que los cambios económicos obligarán a la industria automotriz a reducirse o a cerrar sus puertas. Ellos tendrán que exigir que el gobierno nacionalice los servicios de salud y, con el tiempo, la propia industria automotriz. Los capitalistas utilizarán estas batallas para reagruparse y para transferir la carga a las espaldas del pueblo.

Los revolucionarios deben estar en una posición tal que puedan utilizar este movimiento para introducir la conciencia. Son estos tipos de luchas las que determinarán el rumbo que tome los Estados Unidos.

Resumen

Sin la polarización, la sociedad no puede avanzar. Pero esto no garantiza que la gente tome el rumbo de los intereses de la humanidad. Por alguna razón, los gobernantes han sobornado y hecho propaganda a este estrato de obreros. Aún así, éstos no son un monolito. Al igual que sucede en todos los procesos, ellos se moverán con base en la destrucción y la división.

Lo que favorece a los revolucionarios es que, hasta cierto punto, las viejas ideas ya no funcionan y la gente busca nuevas ideas que sí lo hagan. Un sector de obreros tomará el rumbo de la ideología fascista. Otro sector lo hará hacia la revolución. El Cinturón del Óxido es importante en términos estratégicos por las razones descritas anteriormente. A medida que se desencadena la lucha, la misma afectará a diferentes segmentos de la sociedad estadounidense. Los revolucionarios deben poder llegar a la gente y ayudarles a formar una fuerza consciente que pueda desempeñar un papel fundamental en la revolución de un nuevo mundo.

 

Marzo.2009.Vol19.Ed2
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La importancia estratégica del
“Cinturón del Óxido” para la revolución