Frecuentemente se ha declarado que una organización revolucionaria política es la expresión subjetiva del proceso objetivo. Desde este punto de vista, una organización revolucionaria seria no debe solamente expresar el movimiento social actual, también debe estar firmemente ligada y ser parte de la evolución del movimiento revolucionario de la nación. La historia de la Izquierda Americana está repleta de los restos de organizaciones que surgieron de ciertos temas, se declararon a si mismas “revolucionarias” pero faltándoles continuidad histórica, desaparecieron cuando esos temas se resolvieron.

Las fuerzas económicas, políticas, militares, sociales y morales del país están comenzando a integrarse en una forma que hace inevitable el surgimiento de nuevas luchas sociales. En esos tiempos, para preparar a la organización para las batallas que se acercan, vale la pena evaluar nuestro proceso de desarrollo y prepararnos para el paso siguiente.

El Surgimiento del Movimiento Comunista Científico

Nosotros comenzamos aceptando que del desarrollo objetivo y espontáneo de los medios de producción crea el contexto social para que la gente elija como crear su historia. Por lo tanto, la historia revolucionaria es el récord del desarrollo cuantitativo de los medios de producción y la respuesta subjetiva o política en formas de levantamiento y desaparición de varios tipos de organizaciones políticas.

El movimiento comunista científico moderno comenzó como manufactura en talleres pequeños desperdigados y fue reemplazado por la industria con su concentración de miles de trabajadores en fábricas gigantes. Este desarrollo se expresó en la fundación de la Liga Comunista y la Primera o Internacional de los Trabajadores. En 1848, Karl Marx y Federico Engels escribieron el Manifiesto de la Liga, el que se llamó el Manifiesto Comunista. La Liga Comunista se convirtió en el Partido Comunista.

La capacidad productiva de los países industriales se desarrolló muy rápidamente. Mientras que la producción nacional estuvo restricta al mercado nacional, la lucha entre los industrialistas y los trabajadores se intensificó cada año. El movimiento comunista creación con huelgas y levantamientos de trabajadores. Los medios de producción rápidamente pasaron por varias etapas cuantitativas y la lucha de clases disminuyó una vez que los capitalistas expandieron sus mercados conquistando áreas económicamente atrasadas en el mundo y convenciendo a la clase trabajadora a que les dieran apoyo militar y político.

Bajo estas condiciones cambiantes, la Primera Internacional y el Partido Comunista se derrumbaron. En su lugar surgió el socialismo, lo que era esencialmente un movimiento patriótico pequeño burgués de reforma. A la vez que el movimiento se expandió en Europa y América, una nueva Internacional – La Segunda Internacional – fue formada. Partidos Socialistas fueron establecidos en Estados Unidos en base a movimientos populares y la agudización de la lucha entre las nuevas clases trabajadoras industriales y los monopolios. En Europa Occidental, los partidos socialistas ganaron puestos gubernamentales y representación en los parlamentos. En Europa del Este y Rusia, la lucha más abierta se expresó en levantamientos revolucionarios. Ya para 1912, las regiones económicamente subdesarrolladas del mundo habían sido conquistadas y la expansión del mercado tuvo que hacerse por medio de un poder imperialista a consta de otro. La Primera Guerra Mundial se volvió inevitable.

Historia Revolucionaria en América.

Al contrario de Europa, América fue capitalista desde sus inicios; la destrucción total de la vida comunal nativa americana no dejó legados feudales o comunales. Hubo una clase muy extensa y grande de pequeños productores. Más importante, de vez en cuando casi el 25% de todos los trabajadores eran esclavos. Durante este periodo y hasta el final de la Guerra Civil en 1865, los grupos comunistas fueron primariamente de inmigrantes que luchaban muy duro para imponer sus ideales sectarios en la lucha social americana. Sin embargo, las raíces del movimiento comunista americano están en la lucha popular más amplia entre los pequeños productores y los monopolios emergentes liderados por los barones de la industria en la América de la posguerra civil.

Una vez que las clases trabajadoras se expandieron y las contradicciones del monopolio capitalista se intensificaron, un número de organizaciones trabajadoras en Europa y América fueron formadas y las dos tendencias dialécticamente opuestas se hicieron obvias. Por un lado apareció espontáneamente lo que se conoce como sindicalismo, o sea la idea de que las organizaciones de masa, especialmente los sindicatos, pueden reconstruir la sociedad simplemente al intensificar la lucha económica. Por el otro lado, grupos marxistas, que basan sus actividades en la lucha política, aparecieron al lado y dentro de los grupos sindicalistas. El movimiento intelectual conciente del comunismo no puede unirse a su antitesis, el movimiento espontáneo sindicalista de la clase trabajadora, hasta que el capitalismo haya completado su desarrollo. Completar esto requiere la desaparición de los pequeños productores – el medio económico – y la confrontación directa entre los dos polos. Ya que el sistema no ha completado este proceso, no puede haber antitesis, un lado sigue sindicalista y el otro sectario.

La Primera Guerra Mundial y la Revolución Rusa tuvieron un impacto tremendo en los movimientos revolucionarios. Grupos que habían peleado entre si por lograr hegemonía sobre el movimiento americano de repente quisieron unirse con la Revolución Rusa. Los revolucionarios soviéticos, queriendo expandir la revolución, o la menos protegerla, formaron la Tercera Internacional Comunista.

Esto demandó que los revolucionarios americanos se unieran como organización. En 1921, las varias facciones del movimiento formaron el Partido Comunista de Estados Unidos (CPUSA). Es importante recordar que las facciones en el CPUSA nunca abandonaron sus programas y en momentos de crisis interna los renovaron. Entre 1921 y 1946, el CPUSA jugó un papel muy importante. Los sindicalistas tuvieron expresión completa en la creación del CIO. Los populistas llevaron a cabo su histórico movimiento antimonopolio en la coalición Roosevelt. Sin embargo y después de todo, ambos lados se encontraron consolidados al ala financiera e internacionalista del imperialismo americano.

Las Lecciones de la Historia

En Europa y Estados Unidos los movimientos comunistas y socialistas fueron la expresión subjetiva de la lucha de la clase trabajadora industrial durante las etapas cuantitativas del desarrollo del capitalismo industrial. Es importante notar que una vez que la hegemonía industrial burguesa fue establecida, la clase trabajadora solo pudo luchar por compartir una parte más grande de lo económico. Ellos fueron parte del sistema y solo pudieron llevar a cabo las luchas por la reforma social en formas que reflejaron el desarrollo del proceso productivo. Esta realidad forjó a los partidos comunistas del periodo. Ellos defendieron y expandieron la ciencia de la sociedad y propagaron sus metas. Ellos lideraron a los trabajadores en las luchas militantes económicas y sociales. Su debilidad fatal fue que no pudieron constantemente luchar para tratar de ganarse a los trabajadores. Los trabajadores tenían su propio programa que nación de las necesidades económicas concretas en el contexto del sistema económico existente. Por lo tanto, los partidos comunistas fueron revolucionarios en programas y propaganda y reformistas en su trabajo práctico. Esta contradicción incapacitó al movimiento en América y Europa.

En la Rusia Zarista, surgió un movimiento revolucionario diferente. Una revolución económica de la agricultura a la industria, una revolución social del campo hacia las ciudades, y una revolución política contra el absolutismo del Zar dividieron al país. Este gran surgimiento revolucionario, dentro del contexto de la carnicería de la Primera Guerra Mundial, culminó con una lucha de clases para determinar que clase podría reconstruir a la Rusia industrial en su propia imagen. En un momento particularmente intenso de la revolución los comunistas tomaron control del poder estatal.

Una lección que podemos aprender de este periodo histórico es que cuando hay paz entre las clases durante los periodos entre revoluciones sociales, los partidos comunistas no deben tratar de persuadir a los trabajadores a que dejen sus demandas concretas a favor de una demanda abstracta por la revolución. El resultado inevitable es que en vez de ser partido sufre aislamiento como si fuera secta.

La lección esencial, sin embargo, es que la revolución política solamente puede desarrollarse adentro de una revolución social. La revolución política de desarrolla cuando el desarrollo de los medios de producción crea clases económicas afuera de las estructuras políticas existentes. La clase o clases externas al sistema no pueden implementar su programa económico sin el poder estatal. Esa es la situación que vemos que se está desarrollando hoy.

El Camino se Abre para Nuevas Organizaciones

La Segunda Guerra Mundial fue un punto determinante en la historia. Al fin de la guerra la alianza fascista estaba destrozada. Ambos, la Unión Soviética y los Estados Unidos emergieron más fuertes que antes de la guerra. Los países imperialistas europeos victoriosos fueron debilitados y dependían del imperialismo americano para sus alimentos. Los regimenes europeos y Japón que tenían colonias directas fueron debilitados considerablemente por la guerra. Francia en Indochina, Inglaterra en India, y Holanda en Indonesia no tenían las fuerzas militares para mantener el colonialismo. Esto fue exacerbado por los imperialismos americanos y su deseo de abrir los mercados cerrados de las colonias. El mundo colonizado, tomando ventaja de la debilidad del colonialismo, entro en revolución.

De repente aparecieron dos frentes revolucionarios. Uno era la lucha de los trabajadores en los países avanzados para darle un alto al fascismo, prevenir a la OTAN de atacar a la Unión Soviética, y contener el agresivo imperialismo americano. Ellos trataron de evitar la guerra para consolidar su posición de posguerra.

El otro frente fue la creciente militancia de la lucha anticolonialista. Este lado necesitaba prevenir que el imperialismo concentrara su poder militar contra las revoluciones anticolonialistas. Instaron la actividad revolucionaria en Europa aún si se arriesgaba la guerra nuclear. Por lo tanto, la división del movimiento internacional comunista fue más estratégico que ideológico. El movimiento revolucionario en los países imperialistas se dividió entre los que querían tomar el poder y los que apoyaban un frente más amplio entre las clases para luchar por la paz.

La revolución colonialista se dividió entre la burguesía nacional y las fuerzas populares. El resultado fue una división fundamental entre el movimiento comunista internacional reflejado en las divisiones entre cada partido comunista nacional. La división del movimiento mundial comunista permitió la resurgencia de un revisionismo marxista y la desaparición de la Tercera Internacional.

El levantamiento en Watts en 1968 fue una expresión específica de la revolución internacional anticolonialista. Como tal, la misma galvanizó a todas las otras nacionalidades y minorías oprimidas y las puso en acción. Un número de así llamados grupos comunistas aparecieron en esta forma. Parece que fueron fortalecidos por la revolución china, pero eso fue externo. El pilar fundamental fue Watts y sus resultados.

En Estados Unidos la división dentro del movimiento comunista fue formalizada en 1958 durante la Décimo Sexta Convención del CPUSA. Durante las discusiones antes de la convención la paz frágil entre las varias facciones del partido se rompió y emergieron no menos de cuatro facciones. Durante la convención, una de las facciones principales se retiró del Partido y organizó el Comité Organizador Provisional para Reconstituir al Partido Comunista en Estados Unidos (POC). Otros rompimientos internos tomaron lugar dentro del CPUSA, lo que dejo al ala derecha en control. El POC pronto también sufrió divisiones, lo que dejo a los nacionalistas negros y puertorriqueños en control. La organización en Los Ángeles del POC trató de mantener una posición internacionalista, y al poco tiempo de Watts fue expulsada. En 1968 se reorganizó en la Liga Comunista de California, y luego, en 1970, se volvió nacional con el nombre la de Liga Comunista.

A mediados de los setentas, una serie de eventos tomaron lugar. Uno fue la nueva economía que surgió de la producción electrónica. Otro fue las revoluciones coloniales que movieron el centro de gravedad de la base tradicional hacia el trabajador industrial organizado. Y el tercero fue el decline de los partidos de la Tercera Internacional, lo que abrió el camino para nuevas organizaciones.

La Liga de los Trabajadores Negros Revolucionarios de Detroit y la Liga Laboral de la Motor City, así como varios grupos revolucionarios regionales negros, chicanos y puertorriqueños se unieron a la Liga Comunista. Una conferencia fue organizada donde se fundó un nuevo partido comunista y, en 1974, el Partido Laboral Comunista fue formado.

Un Nuevo Tipo de Organización

Ya en 1985 era claro que una nueva forma de producción estaba ganando prominencia. La globalización del mercado y la producción fue seguida por el decline dramático en el poder de los sindicatos y la virtual destrucción de los partidos comunistas como organizaciones revolucionarias. Las nuevas clases económicas surgieron de la nueva economía y esto dejo claro que una nueva organización revolucionaria era necesaria. El Partido Laboral Comunista fue disuelto en 1993 y el Comité Nacional Organizador, el que marcó el inicio del LRNA, fue establecido.

El movimiento revolucionario está ahora subiendo a un nuevo nivel de lucha. No tiene otra alternativa ya que esto se debe a la expresión subjetiva o política del salto de la industria hacia la economía electrónica. Este proceso debe pasar por varias etapas cuantitativas. En cada etapa, los revolucionarios se reagruparan alrededor de nuevos pilares.

La primera etapa, la inmediata, está clara – la transformación cuantitativa de un centro políticamente reformista bien organizado y bien asalariado de una clase trabajadora industrial hacia el surgimiento de una nueva clase crecientemente separada de las relaciones capitalistas de producción. Esta primera etapa verá a la nueva clase volverse más conciente de si misma para articular un programa para su propia supervivencia. Esta reflexión política debe ser parte de una organización revolucionaria que exactamente refleja esta etapa – la Liga de Revolucionarios – una organización no sectaria que, habiéndose formado en base al proceso objetivo, tiene como misión hacer que las clases ganen conciencia de si mismas como clases.

Esta es una traducción del artículo en inglés, si tiene alguna pregunta, por favor vea la versión en inglés de este sitio de la web, o comuniquese con
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Enero.2009.Vol19.Ed1
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