El alza en los precios de los alimentos genera una hambruna masiva, mientras las agroindustrias reciben miles de millones de dólares en subsidios. Los hogares no tienen agua corriente, en tanto que las gigantescas empresas privatizan el agua del mundo. La gente muere por la falta de atención médica, mientras que las ganancias de las compañías farmacéuticas aumentan vertiginosamente. Actualmente, a raíz de todos los problemas sociales que enfrenta la gente surgen las siguientes preguntas: ¿De qué forma se organizará la sociedad? ¿Se organizará en torno al poder que tienen las corporaciones en la sociedad, o en torno al poder de la sociedad en las corporaciones?

La respuesta depende de lo que la gente piense y haga. Por esta razón, los revolucionarios centran su atención en la forma de ayudar a cambiar la forma de pensar de la gente.

Como en cualquier contienda, el primer paso es tener claro contra qué y contra quién estamos luchando, al igual que para qué estamos librando una batalla. Esto se logra en el proceso de lucha para la siguiente etapa inevitable dentro del proceso revolucionario. Por ejemplo, durante la década de los 30, el desarrollo político de la clase obrera dependió de su unidad social. Por lo tanto, la lucha por la igualdad de los afroamericanos fue el siguiente paso inevitable en la contienda. Varios segmentos de la sociedad se lanzaron a luchar. Para los revolucionarios, este fue el campo de batalla y el lugar en el que establecieron y estabilizaron sus organizaciones.

Actualmente, la interrogante que enfrentan los revolucionarios es: ¿Cuál es la próxima batalla inevitable en esta etapa de la revolución? La misma es impedir que las grandes empresas tomen las riendas de la sociedad. El control del gobierno es un arma fundamental. Por ello, la primera lucha es no dejarse dominar por el poder corporativo. Esta batalla ya se está perfilando debido a que el gobierno federal está rescatando a las corporaciones de sus dificultades financieras, mientras hace caso omiso a las condiciones en deterioro de la gente.

El papel de los revolucionarios

La política revolucionaria es el arte de basarse en un movimiento espontáneo para lograr objetivos políticos. Los revolucionarios evalúan el siguiente paso inevitable para lograr situarse en una posición que les permita cumplir su función de líderes y maestros antes de que inicie la batalla.

Este artículo discutirá por qué la lucha por la nacionalización representa un importante campo de batalla, dentro del cual la lucha por controlar a las corporaciones puede permitir el avance de la lucha hacia el comunismo. Es un aula en el que los revolucionarios enseñan conciencia de clase. Ya nos estamos preparando para ello. La nacionalización coloca a las corporaciones bajo el control o la propiedad del gobierno. Así que la lucha es: ¿Bajo los intereses de quién se desarrollará la nacionalización?

La nacionalización no es que alguien concibió una buena idea, sino que la misma fluye de la propia historia. Este proceso se adentra en la sociedad mediante condiciones objetivas y es la suma de las razones por las que actualmente luchan los gobernantes y los obreros.

Tácticas revolucionarias

La crisis económica —que se ha expandido rápidamente— está incrementando el grado de conciencia sobre el hecho de que las penurias que enfrentan los obreros son algo más que un fracaso individual. Por ejemplo, las 70,000 familias de Detroit que enfrentan la ejecución de sus hipotecas y la posibilidad de quedarse sin hogar saben que no están solas. En la negociación de un reciente contrato, los obreros de la industria automotriz perdieron hasta la mitad de sus salarios y están empezando a cuestionarse si su sindicato es capaz de luchar a favor de sus intereses. ¿Hacia adonde se dirigirán? Sin conciencia, se puede lograr fácilmente que la gente apoye la guerra y el fascismo, que es lo que se avecina. La nueva situación abre oportunidades para que los revolucionarios tracen líneas de clase y fomenten el desarrollo de la gente en términos políticos. Ya llegó el momento de desarrollar tácticas.

Las tácticas son un plan para volcar el movimiento espontáneo por las necesidades básicas de la vida —alimentos, vivienda, atención médica, educación y energía— contra el enemigo y en rumbo a un objetivo estratégico. Esto sucede tanto para los comunistas como para los fascistas.

Las tácticas revolucionarias enrumban este movimiento social hacia el objetivo estratégico de la posesión de los medios de producción socialmente necesarios. Por lo tanto, nuestras tácticas atraen a las masas hacia la actividad política, abriendo así oportunidades para que los revolucionarios eduquen a un amplio segmento de los obreros para que sean anti-capitalistas y estén a favor del comunismo.

Las tácticas deben adaptarse al nivel actual de conciencia de los obreros y a la etapa de desarrollo del movimiento revolucionario. El planteamiento de la nacionalización como táctica establece las condiciones para desarrollar la conciencia y moviliza al pueblo hacia la lucha, no solamente contra el gobierno sino también hacia una batalla para obligar a que éste actúe como el gobierno del pueblo.

La exigencia de la nacionalización

La nacionalización no es algo nuevo. Toda revolución ha afrontado este proceso. Después de la guerra revolucionaria de independencia, el país necesitaba un ejército y éste se nacionalizó. Asimismo, se necesitaba una moneda y la misma también se nacionalizó. Después se nacionalizó el sistema de correos. Durante los años de la administración Eisenhower, se nacionalizaron las autopistas. En los días venideros, y a medida que se deteriora la economía, habrán más llamados a la nacionalización. A pesar de que la burguesía utiliza la nacionalización cuando le sirve a sus intereses y la dejan de lado cuando no es así, los revolucionarios no se atreven a dejarle este campo de batalla al enemigo.

Actualmente, este campo de batalla se está ampliando debido a que la economía está obligando tanto a las masas como a los gobernantes a nacionalizar diversas industrias de importancia, aunque ello obedece a diferentes razones. Por una parte, algunas industrias simplemente no pueden hacerse cargo de sus propios asuntos económicos y, por lo tanto, los capitalistas deben esforzarse por estabilizar las relaciones de la propiedad privada a través de la nacionalización. En la actualidad, esto se observa en la crisis bancaria y en los esfuerzos dirigidos a nacionalizar una parte de la industria de seguros que cubre los reclamos principales por los daños que ocasionan las tormentas. Por otro lado, las masas demandan asistencia gubernamental (y, con el tiempo, la nacionalización) para poder satisfacer sus necesidades básicas.

La lucha por la conversión de algunas empresas para pasar al control gubernamental es un “puente”, un paso intermedio entre lo que la gente comprende y por lo que están empezando a luchar, y una comprensión más general sobre el hecho de que la lucha para establecer una economía comunal es la solución última.

La lucha por la nacionalización permite que la gente se pregunte por qué el gobierno no tiene ningún remordimiento por mantener el bienestar de los gigantes corporativos, pero se rehúsa a brindar al pueblo educación, vivienda y atención médica. La lucha por la nacionalización permite que la gente se pregunte por qué está obligada a pagar cualquier precio que impongan y cobren los conglomerados del sector de energía. Asimismo, los revolucionarios pueden formular la pregunta: ¿Por qué estos conglomerados tienen el derecho de apropiarse de los recursos naturales del país? Los revolucionarios pueden mostrar que no hay forma de controlar a estas empresas, excepto a través de la propiedad pública.

Enseñanzas mientras vamos luchando

Para fomentar un proceso de concientización, los revolucionarios dependen y provienen de las demandas objetivas y los sentimientos de la gente, los cuales fluyen de la propia historia. El pueblo estadounidense tiene una creencia profundamente arraigada en el proceso democrático y cree que éste es su gobierno y que los funcionarios que eligen para ocupar cargos públicos representan sus intereses. El punto no es si esto es cierto o no. El punto aquí es que las empresas y el gobierno pueden exponerse a la exigencia de la nacionalización. En el proceso, las masas pueden educarse en torno a la realidad de que la globalización y la cibernética no permiten que sea posible que el sector privado satisfaga las necesidades básicas de la vida y que es necesario establecer un nuevo sistema económico.

Por ejemplo, los combatientes dentro del sector de vivienda están luchando para obligar al gobierno a asumir cierta responsabilidad con respecto a su bienestar. El gobierno está “engullendo” montañas enteras de bienes inmuebles desocupados y colocando estas propiedades en el mercado como oportunidades de inversión a favor de los intereses corporativos. Bajo la nacionalización, estas propiedades se podrían alquilar a aquellas personas que las necesiten, a cambio de una cantidad simbólica. Ya se ha trazado el rumbo de la lucha. La nacionalización de las viviendas es el siguiente paso hacia adelante. La actual crisis en el sector de vivienda genera oportunidades para atraer a la gente hacia la lucha. Esta labor política sienta las bases para la introducción de nuevas ideas sobre la solución final de una nueva sociedad.

En Detroit, la lucha para detener la privatización del agua va en ascenso. Actualmente, más de 45,000 de hogares están sin agua corriente. La gente exige que el gobierno distribuya el agua a tarifas asequibles. Sin embargo, esto no puede lograrse si no se nacionaliza, en interés del pueblo, a las corporaciones que están acaparando el agua en el mundo. Debido a que la gente está haciendo demandas sensatas que el gobierno se rehúsa a aceptar, y que los revolucionarios están desempeñando su papel educativo dentro de esta batalla, quienes luchan en Detroit están entendiendo la naturaleza de clase del gobierno.

Tal como lo ilustran los ejemplos anteriores, la exigencia de la nacionalización surge de la lucha. En este sentido, ésta es objetiva y como tal permite que los revolucionarios muestren que no existe una forma de controlar las empresas excepto a través de la propiedad pública. La única alternativa es un verdadero gobierno del pueblo. Pero primero, debemos deshacernos de este sistema. El primer paso para la consecución de este objetivo es comenzar a hacer demandas ante el gobierno.

Resumen

Por primera vez en la historia de los Estados Unidos, es posible lograr un país comunista. Actualmente, la nueva tecnología que reemplaza a la mano de obra está eliminando de forma permanente los puestos de trabajo y destruyendo las bases del sistema capitalista. Paso a paso, toda una nueva clase de gente afectada por la revolución electrónica se está viendo obligada a salir del sistema capitalista. Esta nueva fuerza social es un elemento fundamental para la transformación social. Si tiene claro su papel histórico, esta nueva clase puede atraer a la sociedad hacia la visión de un mundo democrático y pacífico.

Actualmente, todo depende de si los revolucionarios están bien situados en las batallas que se aproximan, si hacen cosas antes de los cambios económicos y políticos, y si preparan a la gente para las luchas venideras. La táctica de hacer un llamado a la nacionalización permite que la gente se adentre en la lucha política contra el gobierno, con base en sus intereses de clase, en la cual pueden aprender de su propia experiencia. Si hay revolucionarios concientes que politicen estas batallas, la gente comprenderá que sus medios de sustento dependen de si se controlan realmente a las empresas y las corporaciones, y si se crea una nueva sociedad en la que el mundo de abundancia que hoy existe se pueda distribuir entre todos según sus necesidades.

La exigencia política debe ser: debido a que las corporaciones no pueden o no desean atender las necesidades básicas de la gente, el gobierno debería hacerlo. En última instancia, o la sociedad logra que las corporaciones estén bajo su control o éstas controlarán a la sociedad —con todas las devastadoras consecuencias que ello supondría. Aquí yo no hay un punto intermedio.

Conforme la economía se balancea al borde de una catástrofe, las vidas de la gente se van devastando y los Estados Unidos conduce al mundo hacia una desastrosa guerra, la pregunta en juego en cada batalla es: ¿A favor del interés de qué clase se resolverán los problemas?

Los revolucionarios deben utilizar su claridad teórica para iluminar la senda hacia adelante. Pero la victoria de la batalla para que las masas asuman la lucha política depende del arte y las destrezas que se tengan. Ello depende de que los revolucionarios que tienen claro lo que está en juego atraigan a la gente hacia la lucha según sus propios intereses de clase.

De esta forma, los revolucionarios provienen de una comprensión general sobre la necesidad del comunismo, a fin de desarrollar los pasos prácticos para que la sociedad controle a las corporaciones. La historia y las condiciones actuales determinan por qué cosas estamos luchando. Los revolucionarios en varios frentes de lucha determinan la forma de emprender la contienda.

 

Septembre.2008.Vol18.Ed5
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La Lucha por la Nacionalización:
Una Batalla Fundamental