El rumbo de los Estados Unidos es construir un imperio para maximizar las ganancias de la clase capitalista a costa del sudor y de la sangre de las masas de todo el mundo. Para lograr una máxima explotación, el capital debe aumentar y maximizar su control sobre las vidas de los trabajadores. La lucha consiste en la supervivencia de una clase o de la otra.

¿Como detendremos el alud de ataques a nuestras vidas cotidianas —a nuestro nivel de vida ó a nuestros derechos civiles? ¿De qué forma garantizaremos el futuro de la humanidad —libre de guerras, sin hambre ni persecución y libres del terror? Para responder a estas preguntas según los intereses de nuestra clase, se requieren estrategias. Una estrategia es un plan de acción ideado cuidadosament para lograr un objetivo dentro de una etapa específica del proceso revolucionario.

Nuevas condiciones requieren nuevas estrategias

El entendimiento de la Liga de lo que es estrategia, se deriva de la experiencia histórica revolucionaria.”Estrategia,” Vladimir Lenin escribió en: El Estado y Revolución, "se define como la determinación de la dirección del principal golpe del proletariado en una etapa específica de la revolución, en elaborar el plan correspondiente de la disposición de fuerzas revolucionarias... y la lucha por llevar a cabo este plan a lo largo de esa etapa de la revolución".

Los revolucionarios parten de este entendimiento para redactar un plan de acción. Empiezan evaluando a fin de definir la dirección del golpe principal. Una evaluación mide el poder de las fuerzas contendientes – tanto de los trabajadores como del capital – y el entorno en el que funcionan. A partir de esto, los revolucionarios pueden determinar dónde deben concentrar sus fuerzas para lograr el resultado final.

Actualmente, toda evaluación debe tomar en cuenta los cambios cualitativos en los medios de producción. La producción que utiliza la ciber-electrónica reemplaza cualitativamente a la mano de obra y crea un mercado mundial. En la creación de un mercado mundial, las corporaciones nacionales se convierten en corporaciones multinacionales, éstas en transnacionales y estas últimas en supranacionales. El Estado nacional se transforma pasando de uno benefactor imperialista -basado en el soborno, a un Estado de mercado basado en la violencia legal o extralegal para proteger el capital interno y supranacional. Las empresas supranacionales se funden y pasan a formar parte de los Estados nacionales. El surgimiento y fusión de las luchas económicas y políticas explican las revoluciones sociales y económicas que están dándose en el terreno. No queda más solución que la abolición de la propiedad privada y su transformación en propiedad pública.

Estos cambios históricos mundiales no han beneficiado al trabajador y al capitalista por igual. La creciente brecha entre el rico y el pobre está poniendo al descubierto los antagonismos de un sistema económico en el que lo primordial es lucrar a toda costa. Esto está causando el desplazamiento de trabajadores en todas partes. Este año, la revista Forbes reportó que existen 793 multimillonarios en todo el mundo, cuyo valor colectivo asciende a $2.6 trillones. Los Estados Unidos se sitúa a la cabeza con más de la mitad de estos multimillonarios, cuyo valor colectivo es de casi la mitad de los $2.6 trillones. Mientras tanto, millones de personas en todo el mundo viven con menos de $2 diarios.

Con la introducción de la ciber-electrónica en el proceso de producción, la base del capitalismo —la compra y venta de la fuerza laboral— se desgasta lentamente, creando una nueva clase social que al menos parcialmente está fuera del sistema capitalista. Estos trabajadores desplazados deben luchar cada vez más contra el sistema capitalista para poder sobrevivir. Es esta nueva clase de trabajadores desposeídos la que está emergiendo como la vanguardia social en la lucha por lo imprescindible de la vida y contra el poder del Estado empresarial. Lo que los tiempos actuales nos dicen con precisión es que "no tienes nada que perder más que tus cadenas".

Rompiendo las cadenas

La pobreza nunca ha hecho una revolución. Mientras los trabajadores permanezcan ideológica y políticamente atados a los capitalistas, nunca podrán alcanzar sus objetivos de lograr una vida pacífica y estable. Históricamente, la fuerza del capitalismo ha dependido del apoyo que obtiene de las masas. Este apoyo esta basado en el soborno. El soborno se basa en el imperialismo nacional. Al desmoronarse las bases del soborno, se abren los espacios para politizar a las masas en sus intereses de clase.

La ruptura de la conexión entre trabajadores y capitalistas – ya una realidad en la esfera económica – se debe reflejar en el ámbito ideológico y, en última instancia, a nivel político. Nada puede avanzar hasta que un ámplio segmento de las masas entienda ésto, y una parte, al menos, esté preparada para romper con los intereses de los capitalistas y se organice políticamente de conformidad con sus intereses de clase.

Como consecuencia, la estrategia de la Liga es politizar a las masas y, brindar a los revolucionarios que emergen de la lucha en torno a las exigencias prácticas de clase, con la propaganda y la educación política que complementarán su lucha. La Liga transmite un entendimiento de las causas del problema, resalta los intereses de clase que están en juego y disemina una visión sobre lo que es posible y, la estrategia para materializar esa visión.

Asestando el golpe

Pero todavía necesitamos determinar cuál es el golpe principal. La transformación procede a través de la polarización y la destrucción. A medida que las conexiones que han mantenido unida a la sociedad comienzan a desenmarañarse, la oportunidad para un verdadero cambio se presenta por sí sola. Una vez que la polarización empieza, los revolucionarios no intentan contenerla, sino que buscan trabajar de forma tal que puedan asestar el golpe enmedio. Por ello, los revolucionarios ofrecen asistencia para liberar al proceso de sus limitaciones, permitiendo así que la transformación sea posible.

Lo que es importante en este punto es la palabra dirección. Por ejemplo, ¿dedicaremos tiempo y recursos a asestar el golpe principal al presidente Bush y compañía, o a los demócratas? Esta resultando claro para muchos revolucionarios que no podrán librarse de su enemigo político al "luchar contra la derecha", sino que, en vez de ello, tienen que asestar su golpe en la parte media; o sea al Partido Demócrata. Es este el punto medio que ata a los trabajadores a su enemigo, los hace políticamente impotentes y los ata con miles de cuerdas a la "derecha", logrando que no sean capaces de luchar por sus intereses.

Lanzamos el golpe en el medio de forma tal que, enseñamos a la clase que ellos forman una clase con intereses separados e independientes a la de los capitalistas. En toda oportunidad, la Liga hace énfasis en este punto. Sin este razonamiento independiente de clase, los obreros serán presa fácil de los presuntos líderes que afirman representar sus intereses, pero cuyo liderazgo sólo pretende lograr que las empresas sean más ricas y que el poder político de los capitalistas permanezca intacto.

El primer paso en la estrategia

La misión de la Liga está diseñada para lograr su estrategia: "Decenas de miles de personas socialmente concientes se autoproclaman como revolucionarios en oposición a las condiciones sociales y económicas en deterioro. La misión de la Liga es unir a estos revolucionarios dispersos, en base en las demandas de la nueva clase, para educarlos y persuadirlos a que contribuyan a una solución colaborativa y comunista del problema". (Programa, Liga de Revolucionarios por una Nueva América, 2007)

Todos los días, los acontecimientos confirman la precisión de esta misión. Los revolucionarios están surgiendo de los escombros que el Huracán Katrina dejó a su paso, de los pueblos desolados donde antes rugían con fuego las fundiciones de acero y las fábricas de automóviles, del movimiento de paz y de la lucha para lograr que nuestro gobierno respete los derechos civiles de todos.

Es en estas luchas y más allá de las mismas que nuestros miembros están erigiendo una organización de revolucionarios. Es aquí donde la Liga ha velado por su futuro – con esos revolucionarios que reconocen el programa de la nueva clase—, por la paz y por la erradicación de la pobreza en todo el planeta. Es aquí que introducimos en la lucha la conciencia de clase sobre quién es el enemigo, cuál es la solución a los problemas que enfrentamos y cómo lograr la victoria.

La organización tiene que hacer un profundo esfuerzo para lograr la victoria en esta etapa de la revolución. Si no, las condiciones no serán lo suficientemente maduras para pasar a la siguiente etapa – un verdadero partido político de clase. Ningún movimiento hacia adelante será posible hasta que la clase rechace las políticas y la ideología de su enemigo de clase y adquiera conciencia de sus intereses como clase. Ningún paso hacia adelante será posible hasta que aborde los intereses de la nueva y creciente clase. La ruptura conciente con las ideas, los intereses y las organizaciones del enemigo de clase, la lucha por la solución a los problemas de aquellos que tienen menos; esta es la ruta hacia la victoria.

¿Qué ha hecho la Liga para garantizar nuestra capacidad de lucha? Hemos erigido una organización que busca liberar la creatividad de los camaradas e inculcar un sentido de responsabilidad para instituir la Liga. Hemos desarrollado una infraestructura de educación, una línea política, publicaciones, una organización y principios organizativos que armarán a los camaradas con las herramientas que necesitan. Desede este punto, no esperamos que nadie venga y construya la Liga. Nos consideramos tanto pioneros como organizadores de la Liga para construir la organización de revolucionarios que el momento exige.

 

Enero.2008.Vol18.Ed1
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El Concepto Revolucionario de la Estrategia