En manos de la clase gobernante, la propaganda se ha basado en la tergiversación y la mentira. Desde sus inicios, la clase capitalista ha librado una enorme y larga batalla contra aquellas ideas que no son las que propaga en interés propio. Estas ideas se han diseñado para confundir y controlar, para que así la clase en el poder pueda dominar y explotar al resto de nosotros.

Cuando la propaganda se utiliza en interés de la humanidad para la transformación de la sociedad, la misma difunde y nos enseña la verdad. Como sucede con cualquier otra herramienta, la diferencia radica en quién la utiliza, para qué propósito y en interés de quién.

En realidad, la propaganda es una herramienta neutral. La raíz y el origen de la palabra en sí provienen de la idea de limitar algo para definirlo, y de injertar algo en otra cosa para que crezca y florezca. La raíz del término también se relaciona con la palabra “paz”.

En el ámbito político, especialmente dentro de la tradición comunista, propaganda significa promover y difundir la visión de la posibilidad y de la necesidad de transformar la sociedad, articulando lo que ello significa y que se necesita para lograr tal objetivo.

Esta visión es compartida y se basa en condiciones reales. Las condiciones, a su vez, se denominan ‘objetivas’ porque son reales y nos afectan a todos. Para comprender porqué es que surgen estas condiciones, utilizamos la ciencia de la sociedad. La propaganda comunista no sólo es la herramienta que revela las condiciones objetivas y explica porqué surgen, sino que también muestra el camino a seguir. Asimismo, sienta las bases para el tipo de discernimiento necesario para que nuestra clase se entienda a sí misma y a sus intereses como tal, y para avanzar políticamente. Su visión es sobre el tipo de mundo y de sociedad por los que estamos luchando —la única visión compatible con la nueva forma en que las cosas se producen— comunismo y distribución “según la necesidad”.

En este momento, a nuestra clase se está lanzando a la lucha por las necesidades de la vida —vivienda, educación, atención médica, alimentos los recursos para el bienestar, y la satisfacción espiritual y cultural. La gente no tiene otra alternativa que luchar por estas cosas, tanto para ellos como para su familia. Estos son los revolucionarios objetivos.

Toda la sociedad gira hacia la lucha. Muy pocos comprenden que la única solución para sus luchas es la transformación de la sociedad hacia una en la que la abundancia que surja de los nuevos medios de producción se distribuyan según la necesidad. Esta visión es la liberación de la humanidad, al igual que el fin del exterminio y del saqueo de todo lo que existe para beneficio de los pocos poderosos y avaros. Estas ideas se introducen mediante la propaganda por parte de revolucionarios concientes que participan en las luchas dispersas. Los revolucionarios utilizan todos los medios disponibles para enlazar sus luchas, comunicarse y definir estrategias mutuas. Ellos enseñan la conciencia de clase, la comprensión de que somos una clase con intereses separados y opuestos a los de nuestro enemigo de clase, es decir la clase capitalista explotadora. Ellos también enseñan sobre la necesidad de la política y de una visión para la solución de nuestros problemas.

La propaganda capitalista, que no se basa en la ciencia sino en las mentiras, está diseñada para confundir, controlar y dividir. Un ejemplo actual y peligroso es el ataque contra los trabajadores inmigrantes. Esto se utiliza para dividir a la clase obrera a través de las líneas del color y de la nacionalidad, poniendo a un trabajador explotado contra otro. Y se culpa a los más pobres entre nosotros por las fallas del sistema económico. Es muy importante que nuestra propaganda contrarreste esto, no solamente con base en la moralidad (el ideal de igualdad), sino también en los intereses compartidos como clase obrera global.

La propaganda utiliza todos los recursos con los que cuenta para convencer a nuestra clase de que tenemos intereses en común con nuestros explotadores y que el sistema capitalista es el mejor al que podemos aspirar. Sin basarse en una realidad compartida y objetiva, ellos desean que creamos que todas las ideas son de igual valor y que ninguna es mejor que otra. Esto no permite el establecimiento de ninguna base para una comprensión o acción en común y mantiene a la gente dividida en sus luchas. La mentira más grande es que vivimos en una sociedad sin clases y que todos nuestros intereses son los mismos.

La propaganda comunista inicia con la situación tal como es, las cosas por las que la gente está luchando, y forma conclusiones sobre la solución y la manera en que ésta se puede lograr. Por ejemplo, la inmoralidad de un orden político que permite que la gente muera en las calles, se aborda a través de su solución —un sistema económico que funcione “según la necesidad”. La propaganda comunista comprende que este es un asunto profundamente moral, y contrarresta a la propaganda capitalista de “culpar a la víctima”. La moralidad se trata de cuidarnos mutuamente y no de lo que sucede a puertas cerradas en las relaciones amorosas. Estas ideas se están disolviendo en todos los ámbitos. Tanto las comunidades religiosas como las laicas se están preguntando si sus enseñanzas y creencias espirituales y éticas son compatibles con el hambre y la falta de viviendas, con la guerra, con la explotación y con la avaricia.

La propaganda comunista sirve un propósito —cambiar la mentalidad de las personas y conducirlas hacia la actividad política. La misma enseña acerca de la solución para las luchas dispersas y la forma en que estas batallas pueden ganarse. La propaganda introduce las nuevas ideas necesarias para que el proceso avance. Asimismo, introduce una visión sobre lo que es una sociedad cooperativa, y explica por qué ello es el único resultado realizable para la mayoría de la humanidad, al igual que para el planeta en general y sus otras formas de vida.

Existe un viejo dicho que dice que “no hay poder más grande en la Tierra que el de una idea a la cual le ha llegado la hora”. Los revolucionarios concientes difunden esta idea y visión de nuestra clase como tal, con intereses compartidos y luchando por un resultado común – la transformación de la sociedad en una en que la abundancia que crean las nuevas tecnologías se distribuyan según la necesidad. Con base en la evolución del mundo real, estos revolucionarios propagan la comprensión de que este es el único futuro saludable y realizable. Ellos explican por qué la lucha contra el fascismo y por las necesidades de la vida, al igual que para un orden sostenible y civilizado, es efectivamente una lucha para el futuro comunista.

Este es el elemento que debe introducirse en la revolución social, en esta etapa de su desarrollo. Esta es la visión y el papel de la Liga como una organización de propagandistas.

 

Novembre.2007.Vol17.Ed6
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