Nota del editor: Este es un extracto de un reporte entregado al Comité Directivo de la LRNA en diciembre del 2005.

Inestabilidad y contradicción en la administración Bush

La inestabilidad experimentada por la administración Bush es reflejo de la inestabilidad general creada por los cambios económicos que los capitalistas deben hacer para desarrollar la economía global. Los intereses nacionales de los EE UU interfieren con este proceso global. Los Estados Unidos deben adelantar la economía global bajo términos favorables a su propios intereses, reestrucurar el orden geopolítico para posesionar a los EE UU para proteger sus intereses en el mundo, realinear el gobierno de este país y el estado para alcanzar éstos objetivos y, evitar brotes a gran escala contra las políticas de los EE UU, tanto en casa como internacionalmente.

Durante la realización de estas tareas, la administración Bush enfrenta una batalla política dentro del partido Republicano. El partido Republicano no es monolítico. Es una coalición incómoda de varias fuerzas contradictorias. Estas fuerzas están forcejeando entre sí para definir cómo deberán ser llevadas a cabo las tareas y están peleando también para proteger sus varios intereses. Al mismo tiempo, las políticas y las acciones de la administración Bush inevitablemente socavan su propia base, particularmente en el Sur.

Katrina, Bush y la forma cambiante del estado

La administración Bush no ha sido ni incompetente ni inefectiva en su respuesta al huracán Katrina. Al contrario, a cada paso, ha utilizado hábilmente la crisis para adelantar el programa de la clase gobernante. Nueva Orleans y su puerto tanto como los recursos de la región del Golfo, juegan un rol fundamental en la cadena de distribución de la economía global. “Si éstas instalaciones desaparecen, la mera estructura física de la economía global tendría que ser reformada.” (George Friedman, New Orleans: A Geopolitical Prize, Strator Strategic Planning, 2005). La devastación labrada por Katrina le ha permitido a la clase gobernante a configurar cómo utilizar el puerto de Nueva Orleans en toda la región del Golfo, para fortalecer y expandir su control del comercio mundial en general y, el comercio latinoamericano y del Caribe en particular.

Les ha permitido realizar cambios que servirán como modelo para el país entero. Los billones de dólares pagados a las corporaciones para limpiar y reconstruir, la suspención de varias protecciones ambientales y laborales y, formular propuestas que buscan reclutar una fuerza de trabajo que servirá a su visión de una Nueva Orleans - tales como trabajadores para el puerto, trabajadores de los servicios para una gran expansión de la industria turística - reflejo de la presente privatización de la economía, la eliminación de cualquier barrera a las utilidades máximas y la reestructuración del gobierno para servir a las corporaciones. Estos cambios afectarán la región del Golfo y a los trabajadores del sur en particular, pero hará más vulnerables a todos los trabajadores.

Katrina les dió la oportunidad a los gobernantes para dar un paso adelante en la fusión de las corporaciones con el gobierno, exponiendo así la actual cons-trucción de un estado facista velado por el engañoso término de: “privatización.” Privatización en los EE UU no significa la venta de empresas propiedad del gobierno a las corporaciones privadas. Más bien, privatización en los EE UU toma la forma de pagar a corporaciones privadas con dinero público para que realizen lo que alguna vez fue responsabilidad gubernamental. Las corpraciones conducen el trabajo como quieren. La legislación ambiental y laboral que beneficia a los intereses corporativos ubica a las corporaciones fuera del escrutinio y compromiso públicos.

Finalmente, las acciones iniciales de la administración Bush y propósitos subsecuentes revelan también su intención de destruir el control de Nueva Orleans por el partido Demócrata y, de socavar la influencia del partido Demócrata en Lousiana.

Al mismo tiempo, la administración Bush está atrapada en un dilema inevitable. Tiene que dirigir la campaña para integrar la economía de los EE UU dentro de la economía global y tiene que hacerlo bajo condiciones que fomenten los intereses del capitalismo global, particularmente del capital especulativo. La inestabilidad actual dentro del partido Republicano es una expresión de esos cambios profundos. Dentro del partido Republicano hay una creciente contradicción entre la necesidad de fomentar los intereses de las corporaciones trasnacionales y los intereses y creencias de un sector de la base del partido.

Podemos ver esto en la batalla que surge sobre el “el gran gobierno” contra el “pequeño gobierno.” Mientras que la idea del “pequeño gobierno” sirvió en un momento a las demandas de la agenda neoliberal, ahora entra en conflicto con la necesidad de expandir, dirigir y gobernar la economía global. La oposición a éstas fuerzas chocan con la necesidad de transformar el gran gobierno del periodo del New Deal al gran gobierno construído para las necesidaes de hoy - la guerra, la represión, para sostener las corporaciones y, para controlar y dominar una economía global. (Ver también el documento “ The Battle over U.S. Farm Subsidies, www.rallycomrades.net)

Polarización en áreas como el rust belt

Se desarrolla en el país una respuesta social en diferentes frentes. Cada evento económico importante, tal como Katrina, influye para disolver el punto de vista que previamente sostenía cohesionadas a las clases. La polarización sobre asuntos tales como la guerra, se intensifican junto a la polarización económica de la sociedad.

Hemos descrito el forcejeo social que se desarrolla como la lucha de masas. En el corazón de las masas está la formación de una nueva clase. Es objetivamente comunista en tanto que sus demandas no pueden ser satisfechas sin la abolición de la propiedad privada. Sus demandas se sitúan en curso de colisión con el estado. Pero este movimiento no puede unirse, mucho menos luchar por sus intereses verdaderos, sin concientizarse de esos intereses

El Sur

El Sur es estratégicamente importante para el control político del país, y la unión de las divisiones por el color en el Sur tendrá ramificaciones mas allá de la región misma.

Antes de Katrina, las condiciones de los trabajadores del sur iban de mal en peor. Después de tres grandes huracanes y las devastadoras consecuencias de Katrina, hay ámplio descontento por todo el Sur. Hay comunidades enteras que han sido abandonadas por los funcionarios públicos. Estas comunidades son blancas en su mayoría, y muchas de ellas votaron por Bush y creían en el gobierno.

Los gobernantes deben ocultar la creciente identidad de los blancos y negros en la misma categoría económica. Junto a la devastante pobreza negra se oculta y se extiende la pobreza blanca. Miles de personas viven en estacionamientos de remolques sin esperanzas de volver algún día a casa. Ha pesar del éxito histórico que los poderosos han estado utilizando del racismo como medio para dividir a los trabajadores del Sur, el día de hoy existe la oportunidad de trazar un nuevo curso.

La nueva ola de recortes en la industria automotríz agrava la crisis en las ya devastadas ciudades, especialmente en Míchigan. Los recortes anuncian el comienzo de más bancarrotas, despidos, etc. mientras el problema se extiende a otras industrias. El Cinturón Corroído (Rust Belt) del medio-oeste de los Estados Unidos es una concentración de trabajadores industriales con historia, conexiones y capacidad de lucha. Ellos pueden contribuir a ayudar a la nueva clase a forjarse a sí misma como clase para sí misma, si se educa en su rol histórico. Este sector ha sido hasta ahora pilar de fortaleza para el sistema capitalista. El desarrollo intelectual y la actividad de estos trabajadores es clave para la formación subjetiva de la nueva clase y para que la sociedad entienda el programa de esta nueva clase.

Como dijo un revolucionario en Míchigan, lo que pasa en Delphi es el evento de todos los eventos. Todos platican y escriben sobre ello. Míchigan está maduro para que algo surga . La gente no sabe a donde ir. Existe un vació de liderazgo. No se sienten autorizados a mostrarse mientras no haya organización. Pero, los trabajadores lentamente estan dándose cuenta que el gobierno, las compañías y las uniones no van ha ayudarlos. Están furiosos y listos para hacer algo y lo harán.

Conclusión

La clase en el poder utiliza todas sus armas para asegurarse de que la gente no se le salga de su dependencia. Por un lado, propagandizan activamente para ganarse un sector de la sociedad que apoye sus políticas fascistas. Por el otro, el partido Demócrata utiliza la crisis para atraer de regreso una vez mas, sus escazas y desilucionadas filas. Tal movimiento abre el campo para que los revolucionarios realizen su trabajo, pero también abre el campo a los fascistas. A donde quiera que vayamos existe una urgencia real para politizar el coraje, la moral, y el sentido de pérdida.

En esta etapa sobre todo, podemos anticipar dos cosas: Una: La confusión ideológica está dando altura a las más horrendas expresiones de racismo, politicas bravuconas en términos religiosos, inquisición en contra de la ciencia y, a nivel individual, autodestrucción, falta de espiritu y esperanza, que corresponda a la devalua-ción de la vida por la economía. Sin concientización - visión, esperanza, estrategia, ideología, etc.- esto sólo se pondrá peor. Otra: Las luchas y demandas objetivas en el corazón del movimiento - esos arrojados del sistema y al fondo de la sociedad - están en dirección de choque con el estado. Esta situación demanda una organización de revolucionarios que se concentre en desa-rrollar la concientización e ideología requeridas para este momento.

 

Febrero.2006.Vol16.Ed2
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El huracán Katrina, la estrategia de los que gobiernan y las tareas de los revolucionarios