El domingo, 9 de octubre el Chicago Tribune publicó un artículo alarmante acerca de las prácticas laborales ilegales de reclutadores de trabajadores y agentes comerciales. El relato empieza en Nepal y demás países asiáticos y termina con sub-contratistas de KRB, un subsidiario de Halliburton que sirve al ejército de los EUN en Irak. La narración se enfoca sobre una madre de Nepal quién lamenta la ausencia de su hijo—uno de muchos adolescentes y jovenes desesperados por ayudar alimentar a sus familias—quienes pagaron una cuota con la promesa de un trabajo en Jordan. Ya en Jordan, se les avisó a estos jóvenes que en realidad íban a ser enviados a Irak; una vez en la zona de guerra en Irak los contratistas les confiscaron sus pasaportes.

El mismo domingo, el New York Times publicó un artículo sobre los damnificados del huracán Katrina quienes se encontraban en el edificio de una iglesia en Oklahoma, aún sin conocimiento de su paradero en donde vivir. El mismo artículo relató sobre una madre de Nuevo Orleans quién fue evacuada y abandonada en Sallisaw, Oklahoma—ella fue separada de su hijo y todavía no sabía donde estabe él.

La madre de Nepal sabe que su hijo murió en Irak. La madre de Nuevo Orleans aún no sabe de su hijo. Pero lo que sí sabemos es que a la clase capitalista no le importa éstas madres ni sus hijos, a menos que los pueda explotar para extraer ganancias de ellos. El gobierno que le brinda contratos a KBR para servirle a las tropas en Irak, es el mismo gobierno de los Estados Unidos que abandonó a los pobres de Nuevo Orleans para que se salvará el que pudiera.

Katrina le expuso a millones de personas en este país los crímenes de la clase capitalista, de su gobierno y de su sistema. Pero si este descubrimiento conduce a una conscientización de la clase trabajadora y de sus intereses políticos—o si sencillamente se llenará la gente de más cinismo y desesperacion—depende lo que harán los revolucionarios.

Un paso adelante

¿Qué es el significado de está conyuntura acual para los revolucionarios? ¿Cómo es que podremos adelantar el movimiento revolucionario en este momento? El sistema capitalista no desea ni puede atender a la gente en tiempos de catástrofe—ya sea la catástrofe de un huracán, o la pérdida de trabajo o de una crisis médica familiar. Este momento en la historia exije un paso encillo pero decisivo—que el pueblo rompa con su dependencia política e ideológica en la clase que los explota y luego los abandona y se deshaga de ellos. Es tiempo que los revolucionarios concentren sus energías en lograr este paso decisivo.

¿Y ahora qué?

La forma del estado está en transición. Con Katrina vemos, al igual que con los huracanes de reducción de trabajos, de desalojo, de hambre, y de la destrucción humana y espiritual—que todo nivel del gobierno abandona a la gente a su destino. En la televisión todo el mundo fue testigo, incluyendo la gente de Estados Unidos, de cómo la gente permanecía atrapada en techos, en carreteras, y en estadios—a la vez que la policía, la Guardia Nacional, y los mercenarios de seguridad privada protegían a la propiedad privada con perros de ataque y a punto de pistola. Se mostró como estás fuerzas militares, policíacas y de seguridad descargaban una brutalidad y desprecio no restringidos contra el pueblo.

Este gobierno ha mostrado que funciona como la voz directa y el brazo derecho de las corporaciones. Se mobiliza pronta y rápidamente para proteger la propiedad y las ganancias de las corporaciones—preparando contratos para Halliburton y otras corporaciones; revelando planes para reconstruir a Nuevo Orleans, pero únicamente para aquellos con dinero para gozarla y el capital para hacer inversiones; y a la vez suspende protecciones de sueldos, salud, y de seguridad durante la reconstrucción.

Cuando los capitalistas necesitaban una fuente grande de trabajadores domésticos, cuando la industria estaba en su apogeo y abundaban los buenos tiempos, el gobierno de este país tomo la forma de una república que entrelazaba a la sociedad y por lo menos hacia la promesa de responsabilizarse por toda la población. Hoy día el gobierno alaba a las corporaciones y avanza sus programas de explotación sin limite. Esto cambios económicos ya estaban bien encaminados, Katrina sólo ha acelerado éste proceso.

Una nueva situación exige nuevas formas de lucha

Desde un vecindario que lucha por mantener su programa pre-escolar y los miles de desempleados, incapacitados y jubilados en Tennessee quienes ya no recibirán ayuda alguna del estado para sus medicamentos, hasta los estados del Rust Belt que encaran reducción tras reducción de trabajos—el problema de hoy día va más allá que cualquier empleador o político individual. Las organizaciones y formas de lucha que funcionaban en el pasado ya no son adecuadas para cumplir con sus tareas en esta nueva economía mundial. Hoy día, las batallas son por consecuencia, políticas.

Un movimiento está en formación, y se abre el campo para nuevos niveles de pensamiento y de actividad. El debacle de Katrina esclareció que hay dos lados, en un lado se encuentran los millones de la gran mayoría de la población de este país, en el otro están las corporaciones y el gobierno que enforza sus programas. Los movimientos se crean cuando los nuevos medios de producción conducen a la formación de una nueva clase, la cuál polariza a la sociedad. En las secuelas de Katrina, personas de todo nivel de la sociedad se esforzaron para ayudar a los que quedaron sin nada. La efusión de moralidad y de generosidad señalaron los principios de un movimiento, pero estos impulsos no se pueden desarrollar completamente ni fusionarse en un movimiento hasta que el pueblo empiece a ser politizados para que empiece no únicamente a defenderse pero a luchar por algo. Un movimiento necesita agruparse alrededor del programa de una clase. Hoy día ese programa es el programa de aquellos en la sociedad que menos tienen, aquellos que fueron abandonados a la misericordia de los catástrofes que los asola—ya sea la devastación económica o de un huracán.

La crisis ecónomica que enfrenta al pueblo de este país es más grande que Katrina. A la vez que las víctimas del huracán son desparramadas a través del país, personas del Medio Oeste de los Estados Unidos han perdido toda esperanza de encontrar un trabajo en la industria automotriz que se desmorona. Ellos viajan hacia Nuevo Orleans con el fin de trabajar, aunque sea bajo condiciones inseguras, o por sueldos más bajos del nivel de lo acostumbrado.

Katrina dió una advertencia: Nadie en el camino de la destrucción económica puede contar con la ayuda de los capitalistas, ni del gobierno. Katrina también trajó un mensaje para los revolucionarios: Nosotros tenemos que concentrar nuestros esfuerzos desparramados y hacer todo lo possible para preparar a la gente para que luche en sus propios intereses y bajo las nuevas condiciones.

El Huracán Katrina convocó la moralidad del pueblo de Estados Unidos, desenmascaró otro nivel de su inocencia, y abrió el camino para un nuevo nivel de pensar. Una clase capitalista que utiliza cada tragedia con el fin de avanzar su propio programa no puede contar siempre con la lealtad y confianza del pueblo que explota. Con la vinculación tan descarada de las corporaciones y del gobierno, las condiciones son creadas para que el pueblo rompa con su pasado.

El reto para los revolucionarios

Sencillamente por que algo es posible, no quiere decir que automáticamente sucederá. El reto del momento es de desarrollar la consciencia que permitirá que la gente que ha sufrido en silencio se separe política e ideológicamente de sus explotadores, y que comienze a pensar y a movilizarse en sus propios intereses. Podremos hacer ésta rotura permanente por medio de unir al pueblo con la solución que está en sus propios intereses, por medio de fortalecerlos con una ideología para que puedan luchar.

Este momento llama para que los revolucionarios combinen y sistematizen sus luchas desparramadas, con el fin de lograr este paso tan importante. La Liga de Revolucionarios por Una Nueva América se está reorganizando en una estructura con el fin de de agrupar a los revolucionarios como luchadores con la misma igualdad.

Los revolucionarios están activos y participando en todos los frentes de la lucha—la lucha por la educación pública, la lucha de la juventud y los estudiantes, las luchas de los desempleados por sobrevivencia, contra los traumas de los pueblos de una sola industria que la han perdido, de los revolucionarios culturales por tratar de hacer sentido de los acontecimientos, de darle espíritu, y consciencia política a las vidas destruidas. En la Liga, los revoluciona-rios en un frente de lucha se reunirán con otros gozando la misma igualdad y forjaran planes para politizar a la gente en ese mismo frente. El enfoque de esos planes es de demostrar que el sistema capitalista es la causa fundamental por sus problemas, de dar una visión de un mundo mejor y al alcance de la mayo-ría, y de educar para que se luche por sus propios intereses. Para esto, los

revolucionaros tendrán que unirse en base a la solución real de los problemas, tendrán que colectivizar esfuerzos para lograr este paso indispensable en el desarrollo de la consciencia del pueblo. Esta es la misión de la Liga.

La vida de la Liga educa a cada miembro para que desempeñe un rol activo en el cumplimiento de este paso y también para la preparación de los pasos futuros. La Liga aprecia a cada uno de sus miembros, y la educación es un proceso constante para todos. Entre más conscientes estémos, más creatividad gozaremos y seremos más científicos en el cumplimiento de este paso sencillo y directo. Con el fin de no desviarnos, los revolucionarios procedemos desde una evaluación del mundo real. Por consecuencia, la Liga contínuamente analiza la situación objetiva—cómo es que los efectos de la globalización y de la nueva tecnología electrónica afectan la economía y la sociedad en un proceso de etapas, qué es lo que hace la clase gobernante y el porqué, y qué significa todo esto para las tareas de los revolucionarios.

Katrina demostró que las necesidades inmediatas y críticas del pueblo no serán cumplidas sin la destrucción del capitalismo y la organización de una sociedad sin campo para la propiedad privada. Conforme participemos en las luchas por las necesidades inmediatas, no hay que doblegarse para lograr un poco de los tiempos anteriores. Más bien hay que enfocarse en la visión de lo que se puede lograr con la maravilla de la ciencia y la tecnología de hoy—una sociedad donde la abundancia de hoy se distribuye de acuerdo con la necesidad, una sociedad en donde toda persona pueda desarrollarse a su plena capacidad cultural y espiritual.

Con tal de luchar hacia una visión del mundo que es posible, necesitamos no sólo poseer un sentido de nuestra dirección, sino que también se tiene que tener un sentido estratégico de como vamos a llegar allí. La brújula o compás de la Liga son los intereses de los más explotados y oprimidos en la sociedad. La Liga lucha por la solución a los problemas de aquellos quienes no tuvieron dinero para pagar por gasolina o automóviles para huir de Nuevo Orleans antes de que llegará Katrina. También lucha por aquellos a través de Estados Unidos con enfermedades cu-rables pero que fallecen porque no pueden pagar por atención médica, por aquellos que tienen que escoger entre pagar la renta o comprar provisiones, por aquellos cuyos trabajos o pensiones han desaparecido y ahora encaran un futuro insegruo. Sí luchamos por los que menos tienen, estamos luchando por la solución para toda la sociedad—y no por aquellos con la propiedad y la riqueza que extraen de la explotación, la pobreza, y la oppresión de otros.

Porque estamos luchando por el programa de una clase de la sociedad, también estamos luchando por su ideología. Este momento crítico en nuestro país esta creando las condiciones donde un nuevo modo de ver el mundo será posible a una escala ámplia. Las ideas del respeto a la propiedad privada de los explotadores y de rogar por migajas y concesiones, se cambiaran por ideas para luchar por lo que todos necesitamos—sin considerar a las corporaciones y sus ganancias. El pueblo puede comenzar a reconocer su papel en la lucha por sus necesidades, sí puede cambiar su modo de pensar a uno nuevo.

La Liga se compromete en desarro-llar el pensamiento del pueblo de Estados Unidos con tal de que realize su pleno potencial en deshacerse de este sistema y de reconstruir una nueva sociedad. Esta tarea es gigantezca, y nadie la puede llevar a cabo individualmente. A los revolucionarios a través de este país, les hacemos la invitación que se agrupen con nosotros. Estamos reorganizado a la Liga con el fin de combinar toda la creatividad y pasión que tenemos para concentrarnos en un sólo fín. El lograr esto require organización y estratégia. Con este espíritu, nosotros ofrecemos la perspectiva de las páginas de ¡Agrupémonos, Camaradas! Unánse con nosotros—ayuden a construir la organización exigida por el momento. La Liga ahora más que nunca.

 

 

Decembre.2010.Vol16.Ed1
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